3 sept 2013

Pausa y vuelta a empezar: Hej Sverige!


A veces las cosas surgen y tienes que tomar decisiones improvisadas. Eso nos pasó la semana pasada y como resultado he hecho un viaje relámpago a España. Vuelta a casa, mucho antes de lo previsto. Bienvenidas sean todas las improvisaciones si terminan así. Después de una semana arropada por la familia y amigos, desconectada de Suecia, burocracia y demás, toca volver a nuestra nueva realidad. Hay que reengancharse a los planes y a los deberes pendientes, recargar las ilusiones y crearnos poco a poco una nueva rutina, algo que no es tan fácil cuando estás en un país extranjero y tienes que sortear cada día pequeños obstáculos. Probablemente el mayor problema cuando llegas a Suecia sea conseguir un sitio donde vivir porque el alquiler es bastante problemático, el desajuste entre oferta y demanda es brutal y prácticamente te hacen un casting para alquilarte un piso. Afortunadamente, vinimos con ese problema resuelto de antemano pero aún nos quedan otras muchas cosas por hacer. 

Esta es mi lista de deberes para el mes de septiembre:

-Conseguir el personnummer, el famoso número de identificación sueco que te abre las puertas más variopintas: desde abrir una cuenta bancaria, asistir a los cursos de sueco subvencionados por el estado (Svenska för Invandrare), tener un teléfono de contrato o apuntarte al gimnasio de la esquina. Es el gran objetivo de todo recién llegado. Está costando pero estamos en ello, otro día ampliaré un poco el tema de la burocracia sueca porque da mucho de sí. A mí, de momento, me sigue quitando el sueño.

-Instalar internet en casa. Afortunadamente este objetivo ya está conseguido. Desde hace apenas unas horas, casi dos meses después, por fin tenemos un contrato con Telia (el Movistar sueco). Se acabó el turnarse para utilizar el usb y por fin podemos hablar por el  Skype normalmente con la familia y los amigos, sin tener que estar pendiente de las restricciones de los megas que nos quedan.

-Estudiar sueco. Y mucho. Aunque no pueda empezar el curso de SFI tengo que hacer el propósito de estudiar por mi cuenta, repasar los apuntes de las poquitas clases que tuve en Madrid y recurrir a internet, que es una fuente inagotable de recursos también en este caso. Es una forma muy limitada y bastante aburrida de aprender un idioma pero mientras no pueda ir a clase tendré que conformarme.

-Hablar más sueco. Aunque cueste, aunque la mayoría de las veces no sepa cómo se pronuncia ni si lo que intento decir tiene sentido. Si no te lanzas a la piscina y pierdes el pudor y la vergüenza no habrá forma de avanzar. Hasta ahora tenía dos excusas maravillosas para no hacerlo: primero, los suecos hablan un inglés casi perfecto y eso es estupendo pero también muy peligroso porque te acostumbras a ir a lo fácil; segundo, sin tener un mínimo de conocimiento de una lengua es muy difícil intentar desenvolverte en el día a día. Lo cierto, es que nos acomodamos a recurrir al inglés y siempre decimos eso de: “cuando empecemos las clases…” pero hay que ponerse las pilas porque aprender sueco es el paso definitivo para conseguir el último punto de  mi lista y el más importante de cara al futuro.

-Encontrar trabajo. Suena a utopía cuando vienes de un país que ronda una tasa de paro del 27 por ciento, pero es el gran objetivo. Afortunadamente, en casa contamos con el respaldo del trabajo de mi medio limón pero eso no cambia la situación. Encontrar un trabajo es esencial para integrarte en la sociedad y estar feliz contigo misma. Será mejor o peor, porque cuando llegas a un país extraño no siempre puedes elegir, pero será la llave que abrirá nuevas puertas: seguridad, nuevas amistades,  avances con el idioma, etc.


Así que hay que ponerse manos a la obra, ¡que hay mucho por hacer! 

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